Hoy me gustaría contarte sobre la segunda polaridad según el mapa del que te escribí hace dos entradas, sobre la relación, con frecuencia muy tensa, entre el Masculino Luminoso y la Femenina Oscura.
Vamos a empezar por el Masculino Luminoso, el cual nuestra cultura occidental lleva teniendo como ideal a seguir por lo menos desde hace 2500 años, seguramente mucho más.
Nuestro Masculino Luminoso es el que sabe el motivo por el que hemos venido al mundo. Sabe quien eres en esencia, en lo profundo de tu alma. Sabe quien eres cuanto te quitas todos los roles, todas las etiquetas con las que te identificas. Sabe tu misión.
Su poder es la Conciencia. Una conciencia penetrante. Va penetrando y penentrando en la concienca, apartando todo lo que nos distrae…hasta que solo queda nuestra esencia.
La manera en la que consigue apartar todas estas capas de distracciones es a través del foco, de la atención, de la disciplina, de la constancia.
Bien. Lo que ocurre, es que de tanto idealizarlo, lo que hemos hecho a nivel colectivo es una distorsión, hemos perdido las proporciones. Hemos olvidado la importancia de otros cuadrantes, sobre todo de los dos relacionados con la Tierra. De tanto aspirar a ganarnos el cielo y el paraíso, nos hemos olvidado de que ahora mismo estamos en la Tierra.
Cuando nos hemos identificado en exceso con esta energía, es típico que seamos muy mentales y estemos algo desconectadas de nuestro maravilloso cuerpo, de nuestras sabias emociones y de nuestra sexualidad. Nos puede hacer ser muy rígidas, muy controladoras. Obsesivas. Puede que juzguemos y nos juzguemos a nosotras mismas con frecuencia. Ese criticar y criticarse que tanto daño nos hace.
Ya que el Masculino Luminoso representa la presencia luminosa, no tener esta energía bien enraizada vendría a significar una pérdida de presencia. No estar ahí, querer escapar. Escapar de las responsabilidades, de nuestra vida cotidiana, de algunas personas, de nuestras relaciones cuando son demasiado íntimas, demasiado intensas.
En la Danza de las Polaridades trabajamos este cuadrante por medio del Arquetipo del Padre.
Su compañera de baile es la Femenina Oscura, que en nuestra historia ha sido la más castigada y avergonzada. Ha sido quemada en la hoguera y torturada.
La Femenina Oscura en su versión sana nos conecta con nuestros instintos, con nuestra intuición. Nos conecta con nuestro cuerpo, con la naturaleza. Con ella vivimos desde lo más profundo la ciclicidad. Los ciclos de la vida, los ciclos de nuestro cuerpo, los ciclos de la naturaleza.
Ella siente todo el espectro de las emociones intensamente. No tiene miedo de ir a lo más profundo, por muy feo o desagradable que sea.
La Femenina Oscura tiene mucha rabia, y no duda en expresarla. Rabia por lo que estamos haciendo como humanidad a nuestro planeta, rabia por la opresión, por la violencia hacia la mujer, por la discriminación, por como nos comportamos con nuestros hermanos y hermanas de la Tierra.
Ella expresa, grita, llora, exterioriza su dolor. Acepta todo aquello que nos esforzamos por esconder y reconoce el valor de lo reprimido.
Es la que destruye. La que mata. La que mata al ego. La que deja que la vida siga su ciclo y que muera lo que tenga que morir. Mata por amor. Mata para crear el espacio que permitirá que surja algo nuevo.
Cuando nos hemos identificado en exceso con esta energía puede ocurrir que de tanto aceptar nuestras emociones y dejarnos llevar por ellas a veces nos perdernos en el drama. Nos perdernos en el caos. En la tristeza. En el lamento. A veces hacemos a otras personas responsables de nuestras emociones. Podemos volvernos vengativas, posesivas. Una distorsión muy común es la manipulación, usando el erotismo y la sexualidad como instrumento para conseguir lo que deseamos. Vendría a ser la imagen de la mujer fatal.
Por otro lado cuando no tenemos suficiente de esta energía podemos sentirnos desconectadas emocionalmente, como entumecidas, congeladas, paralizadas. Puede que juzguemos nuestras emociones y solamente demos espacio a algunas de ellas, reprimiendo otras. Es tremendamente frecuente reprimir el enfado, la rabia.
También suele ocurrir que nos sentimos desconectadas de nuestro cuerpo. No aceptamos nuestro cuerpo, no vemos su belleza. No entendemos nuestro ciclo menstrual.
Creo que es una energía que está resurgiendo poco a poco, un poder que se nos robó a las mujeres con la quema de brujas. Es una energia tremendamente temida y necesaria y la tierra está llorando pidiendo que vuelva. Es nuestro poder perdido.
En la Danza de las Polaridades trabajamos esta energía con mi arquetipo favorito, la Madre Oscura.
Si has llegado hasta aquí, te doy las gracias por leerme. Me hace muy feliz que cada vez más personas conozcan este tipo de mapas, ya que creo que es realmente necesario que el Principio Femenino y Masculino encuentren el equilibrio en nuestro planeta.
Si conoces a alguien que pueda interesarle estos artículos, me ayudarías mucho si puedes pasar la voz.
Con amor,
Annette