 
														Por dentro, se queja en silencio; por fuera, a veces explota con críticas o dramatiza situaciones. Cuando alguien te ofrece soluciones prácticas, suele ofenderse porque en realidad no busca resolver, sino confirmar la herida.
Se siente sola incluso rodeada de personas cercanas y, en los momentos de tensión, tiende a rendirse, retraerse o derrumbarse.
Lo que quizás no notas del todo es cómo esta dinámica te empequeñece, te resta poder y te encadena a un estado de impotencia constante.
¿Cómo puede estar interviniendo tu víctima interna en el día a día de tu negocio sin que apenas te des cuenta?
🪆Pasas mucho tiempo comparándote y sintiendo que otras tienen más suerte que tú.
 
														Querida, déjame que te cuente el quid de la cuestión:
Tu víctima interna no quiere hundirte ni dejarte sin poder; en realidad intenta protegerte. Quiere evitar que vuelvas a sufrir una herida, que quedes expuesta o que te hagan daño.
