A veces intenta motivarte con promesas: “cuando acabes esa lista interminable de tareas, entonces sí podrás descansar”.
Otras veces te mantiene en alerta constante: “si no te mueves más rápido, te quedarás atrás”. Lo que persigue es reconocimiento, respeto y amor propio a través de tu rendimiento y tus logros.
Pero en su empeño por llevarte al éxito externo, puede hacer que pierdas contacto con tus necesidades emocionales, con tus relaciones y con el placer de estar presente en lo que ya has creado.
Para ella, nunca es suficiente: siempre queda algo más por hacer, otra meta que alcanzar, otra casilla que tachar.
¿Cómo puede estar interviniendo tu productiva interna en el día a día de tu negocio sin que apenas te des cuenta?
🪆Trabajas muchas horas seguidas sin permitirte descanso real.
Querida, déjame que te cuente el quid de la cuestión:
Tu productiva interna no quiere agotarte ni alejarte del disfrute; en realidad intenta protegerte. Quiere evitar que te quedes atrás, que pierdas oportunidades o que no seas valorada.
Pero en su intento de cuidarte, termina robándote la calma, saboteando tu capacidad de estar presente y desconectándote del placer y del descanso. Al final, lo que más duele no es todo lo que haces, sino la imposibilidad de sentir que ya es suficiente.
Por eso, aprender a escucharla sin dejarle el volante de tu negocio es clave para crecer con más calma y placer.
Estas dinámicas de autosabotaje son profundas; no se resuelven con un test, pero sí puedes empezar a desenredarlas poco a poco.
Si quieres seguir descubriendo cómo se mueven estas partes internas en tu negocio, quédate cerca de la casita de Inconsciente femenino: en mis cartas íntimas hablo de ellas una y otra vez, compartiendo historias reales que inspiran, conmueven y te muestran cómo transformar estas partes internas en auténticas compañeras de tu expansión.