Detrás de tu procastinadora interna hay una niña con miedo. Dicho de otra forma, tu procastinadora interna es un mecanismo de defensa para que no vuelvas a sentir ese miedo que una vez sentiste.
A qué tiene miedo exactamente aquella niña que un dia fuiste, solo lo puedes descubir tú si trabajas con tu crítica interna, pero aquí uno ejemplo para que entiendas un poco mejor como funciona este mecanismo de defensa:
Imagina una niña de 5 años, vamos a llamarla por ejemplo Runa. Cuando Runa está triste o se enfada, su madre le dice con todo el amor del mundo: “¡Tranquila, no llores, si no es para tanto, mira…mira lo que tengo aquí!” y la intenta distraer con todo lo que tenga a su disposición.
En algún lugar del cerebro de Runa se hace la asociación entre emociones poco agradables y la necesidad de desviar la atención rapidamente hacia cualquier cosa más placentera.
Runa en este momento de su vida comienza a crear un bucle en el que se quedará gran parte de su vida atrapada. Comienza a tener miedo y falta de práctica con algunas emociones frecuentemente catalogadas como desagradables. Desde su perspectiva infantil aprende: “No estés triste. No te aburras. No te frustes. Mira mejor el pajarito.”
Se crea una procastinadora interna para ayudarla a no tener que ocuparse de gestionar emociones como la frustración, el aburrimiento, la inseguridad, el resentimiento etc. Su procastinadora interna le promete a esa Runa de 5 años algo así como: “Tranquila, lidiar con estas emociones parece ser poco interesante. Ahora estoy yo aqui para ayudarte. Yo me encargo de que sigas ignorando todas esas emociones horribles. Ya sabemos cómo hacerlo: ¡Mira el pajarito! Si se te olvida, yo te lo recuerdo.”
Tu procastinadora interna te ayuda a su manera, siguiendo la lógica de la niña que un día fuiste
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