Miranda lleva años en una búsqueda interminable por encontrar una pareja estable pero sus relaciones siempre terminan en desastre. Se siente sola y sin alegría en su vida.
Con la esperanza de encontrar a alguien especial, decide darle una oportunidad a una aplicación de citas y confía en su razón para tomar la decisión correcta.
Miranda se ha olvidado de que no somos máquinas racionales y de que el motivo por el que el atardecer es tan bonito es la emoción. No se ha percatado aún de que el amor no es una cuestión de lógica.
Desconectarse del dolor y la confusión le ayudó en su infancia pero hoy la mantiene alejada de encontrar el amor que tanto anhela.