Hoy me gustaría hablarte de la primera polaridad según el mapa que te presenté en la entrada anterior.

Polaridad viene del griego “pólos”, y significa “eje”, haciendo referencia a la cualidad de estar en equilibrio. Una polaridad sana representa dos extremos que pese a ser contrarios se complementan de tal manera que nunca están conflicto, sino creando una unidad. Una polaridad bien integrada es un equipo muy potente.

Annette manubens Principio femenino y Masculino

La Femenina Luminosa

Para entender la versión sana de la Femenina Luminosa puedes imaginarte el arquetipo de la Madre que ama a sus hijxs incondicionalmente. Ella ve la esencia, lo bonito en cada ser. Y también ve las imperfecciones, las suyas propias y las de lxs demás. Pero las acepta. Abraza esas imperfecciones porque sabe el potencial que se esconde detrás. Su gran poder es ser capaz de reconocer su vulnerabilidad. Sabe que todxs somos vulnerables y no tiene miedo a mostrarlo. No tiene miedo a llorar ni a pedir ayuda, no tiene miedo a reconocer que necesitamos a los demás. El Principio Femenino, en general, busca la conexión. Conexión con otras personas, conexión con la naturaleza, conexión con el mundo.

Te podrás imaginar por qué ha sido tremendamente utilizada en nuestra sociedad, y es que cuando reina la ley del más fuerte, es difícil cultivar el poder de aceptarnos como seres vulnerables. Todxs tenemos mucho que sanar en este cuadrante.

Una tendencia muy frecuente cuando nos hemos sobre-identificado con esta energía es que de tanto ver y querer agradar a lxs demás, nos olvidamos de nosotra mismas. Nos olvidamos de nuestras necesidades y no sabemos poner límites.  A veces llegando hasta tal punto que para sentirnos bien con nosotras mismas, necesitamos dar, necesitamos nutrir a lxs demás.

Por otro lado cuando no tenemos suficiente de esta energía puede resultarnos difícil conectarnos con los demás, nos resulta difícil dar. Y como nos resulta difícil dar, nos resulta también difícil recibir. Recibir amor, recibir cuidado recibir cumplidos, regalos. Recibir.

En la Danza de las Polaridades junto con la Madre y con la Doncella trabajamos distintos aspectos de este cuadrante.

utero

El Masculino Oscuro

El Masculino Oscuro al ser su polaridad, nos puede ayudar a equilibrar las distorsiones de nuestra Femenina Luminosa, y viceversa.

El Masculino Oscuro es a nivel colectivo el cuadrante más distorsionado, el que se vive de manera más insana. Es difícil encontrar a personas reales que tengan esta energia bien limpia, sana. Lo que solemos encontrarnos es una desfiguración, lo que conocemos como masculinidad tóxica.

En su versión sana es la energia que nos ayuda a defender eso que somos, aquello en lo que creemos, incluso aunque estemos solas defendiéndolo y nadie más crea en nosotras. Es el que sabe lo que quiere y sabe cómo conseguirlo. El que se mantiene firme hasta que lo consigue. El poder del Masculino Oscuro es su capacidad de poner límites.

Lo que ocurre cuando nos sobre-identificamos con esta energía lo vemos por todo el mundo desde hace ya milenios. Demasiada energia penetrante sin presencia. Sin honor, ni dignidad. Motivada por la avaricia. Abuso de poder.

Si sabemos que somos poderosxs, si creémos en nosotras mismas, no necesitamos ir buscando aprobación externa constantemente. No vamos buscamos poder en el mundo externo. El poder material no nos tienta, no nos seduce. Sino que nos dedicamos a alimentar nuestro poder interno y lo usamos por un bien común.

Por otro lado, cuando no tenemos suficiente de esta energía, puede que no seamos capaces de materializar nuestros proyectos. Los dejamos a medias, porque no nos creemos capaces de sacarlos adelante. Nos ponemos nosotras mismas la zancadilla una y otra vez. Porque dudamos de nosotras mismas. Necesitamos que otros y otras nos digan por qué somos dignas de amor. No confiamos en nosotras mismas, en nuestras capacidades.

En la Danza de las Polaridades trabajamos esta energía con el Guerrero.

Annette Manubens El Guerrero

En la próxima entrada me encantará contarte sobre la segunda Polaridad.

Con amor,

Annette