Detrás de tu productiva interna hay una niña con miedo. Dicho de otra forma, tu productiva interna es un mecanismo de defensa para que no vuelvas a sentir ese miedo que una vez sentiste.
A qué tiene miedo exactamente aquella niña que un dia fuiste, solo lo puedes descubir tú si trabajas con tu crítica interna, pero aquí uno ejemplo para que entiendas un poco mejor como funciona este mecanismo de defensa:
Imagina una niña de 6 años, vamos a llamarla por ejemplo Olga. Olga acaba de comenzar a ir al colegio y se da cuenta de que su madre y su padre parecen quererla más que nunca cuando tiene buenas notas. Incluso a veces le hacen grandes regalos por ello.
En algún lugar del cerebro de Olga se hace la asociación entre un buen rendimiento y la aprobación por parte de su familia.
Olga se acostumbra a recibir recompensas por hacer las cosas “bien” y comienza a tener miedo a no ser suficiente. Desde su perspectiva infantil aprende: “Haz lo que te dicen en clase para conseguir juguetes nuevos y que papá y mamá te abraven aún más”.
Olga se crea una productiva interna para ayudarla a recibir la admiración de las personas más importantes para ella. Su perfeccionista interna le promete a esa Olga de 6 años algo así como: “Yo me encargo de que sigas siendo vista por mamá y papá y por todas las personas que te importan. Ya sabemos cómo hacerlo: ¡Saca buenas notas! Si se te olvida, yo te lo recuerdo.”
Con los años y las experiencias que sigue haciendo Olga, lo que un día fue sacar buenas notas se va transformando en otras cosas que nuestra sociedad premia, como producir: ¡Produce! ¡Hacer, hacer, hacer! ¡No pares!
Tu productiva interna te ayuda a su manera, siguiendo la lógica de la niña que un día fuiste
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